Alianza de Judíos Mesiánicos de México

Desde 1992

Organo Oficial No. 89, Primavera, 2019/5779

MEDITANDO EN LA SINAGOGA SIN D-OS NADA PODEMOS HACER —Y NOS HEMOS APARTADO DE ÉL—

Rabino Manuel Hernández G.


Nuestro pueblo fue escogido por D-os con propósitos sublimes, trascendentes y perfectamente definidos en la Biblia. El llamado como escribe el profeta Isaías, es para que fuésemos sus testigos en todas las naciones de la Tierra, como también nos advirtió de manera repetida que tendríamos que depender de él. ¿Cuándo fue la última vez que vio a un rabino no hacernada sin antes consultar a D-os en oración y luego corroborar que sea conforme a su Palabra? ¿Cuándo fue, lector, la última vez que pediste dirección al Señor para tomar una decisión?

     El profeta Isaías lo dice con toda claridad y precisión: “¡A la ley y al testimonio!Si no dijeren conforme a esto, es que no les ha amanecido todavía” (8:20). Es decir, la luz divina no ha llegado a muchos rabinos y líderes (aunque se aplica también para los creyentes), aunque el texto se amplía y reprueba también a aquellos que buscan respuesta en personas muertas en lugar de buscar en la Palabra del Señor a través de su Espíritu, su guía segura.

La Escritura nos advierte de manera clara y precisa “porque separados de mi nada podréis hacer” (Yohanán15:6) ¿Qué puede hacer el hombre finito y mortal, incapaz de realizar algo sin hacer uso de la creación divina? ¿Qué bien puede mostrar a los demás cuando sus buenas intenciones son extremadamente limitadas, cuando no cargadas de egoísmo o favoritismo? ¿Acaso la criatura puede valerse por sí misma sin la bendición y gracia de su Creador?

     La cuestión, por demás grave, es que la humanidad a lo largo de los siglos, pero muy en particular la del siglo posmodernista, se ha apartado de D-os casi de manera total, cuya voluntad, además de no ser tomada en cuenta, ya ni siquiera es conocidani considerada por las masas, exhibiendo un desconocimiento casi absoluto del mensaje bíblico (ni qué decir de las doctrinas fundamentales reveladas y contenidas en ese bendito libro);condición que ha permitido en todo el orbe el avance deuna impiedad sin freno, de una maldad que se creía sino desaparecida cuando menos bajo control. Sin D-os tal cosa no es posible. Una simple utopía irrealizable.

Digámoslo abiertamente, al no tener en cuenta a D-os, pueblosy naciones ya no encuentran la salida y respuesta a los problemas elementales, sumiéndose en una espiral de violencia que nos hace recordar los horrores y lamentos de la obra clásica de Dante Alighieri, el poeta florentino.

     El sociólogo francés Lipovetsky lo describe no se si con descaro o franqueza desmedida, pero sí de manera descarnada, descreída y sin esperanza: “Todo él indiferencia, el desierto posmoderno está tan alejado del nihilismo pasivo y de su triste delectación en la inanidad universal, como del nihilismo activo y de su autodestrucción. Dios ha muerto, las grandes finalidades se apagan, pero a nadie le importa un bledo, ésta es la alegre novedad” (La era del vacío, Edit. Anagrama, pág. 36)

    Mayor horror y carencia de futuro no pueden describirse con tan pocas palabras. El mundo sin D-os no tiene asidera alguna, es el vacío absoluto, la materia que ofrece es tan efímera e insustancial como su desolación espiritual.

D-os ha sido rechazado por la mayor parte de la sociedad, peor aún, por gran parte de las corrientes judías (con las excepciones que confirman la regla).Para muchos D-os es apenas un referente histórico o social, pero no es elSeñor de sus vidas y Señor de Israel. La Biblia les resulta un libro ajeno o conocido por muy pocos, y de esos pocos, todavía menos los que lo consideran inspirado por D-os y cuyas vidas se rigen y sostienen por sus enseñanzas eternas.

     En días pasados vimos como Israel lanzó un satélite a la Luna (22/Feb/2019) con un costo de $100 millones de dólares, mientras que casi el 19 por ciento de la población en el país vive en línea de pobreza, que si trasladamos el tema al campo espiritual, las multitudes en Israel mueren de inanición porque sus pastores no les dan el alimento único que D-os dejó para su pueblo ¡LA BIBLIA! No las tradiciones, no los rezos y ritos interminables, LA BIBLIA.

 

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    Benjamín Netanyahu presencia el lanzamiento del módulo lunar Foto: KobiGideon GPO vía Facebook (Aurora)

 

   Pero así como la generación del desierto se hartó de comer el maná (que además de gratuito y proporcionado por el Señor les hacía depender de Él), son varias las generaciones que ya no se alimentan de la Palabra de D-os. Escuchan opiniones de rabinos y comentarios matizados en ocasiones de temas bíblicos, pero no se alimentan directamente de las Escrituras. Es lamentable observar que ni siquiera conocen el orden y acomodo de los libros de la Biblia; buscar un texto es experiencia no conocida por muchos, ni pensar entonces que conozcan el contenido de las KitveiKodesh. Único libro en el que pueden alimentarse espiritualmente, conocer a D-os y ser conocidos por Él.

    Como todos sabemos en la antigüedad la soberbia humana le lleva a la construcción de Babel, a levantar esa torre que además de exhibir su engreimiento, su confianza en sí mismo y no en el Creador que le hizo, su ejemplo ha continuado por miles de años. Basta con salir a la calle de cualquier ciudad y mirar los grandes edificios cuya altura permite de alguna manera comparar con el orgullo de sus constructores y dueños.

     Hace 27 siglos el Señor habló a Israel por medio del profeta Isaías, quien además de señalar la ceguera y sordera espiritual del pueblo (ceguera y sordera que han permanecido en buena medida hasta nuestros días); le hace saber a Israel que el amor de D-os es también para todos los pueblos de la Tierra, y que justamente es Israel a quien D-os escogió como su testigo para LLEVAR SU MENSAJE DE SALVACIÓN a todos los pueblos en el planeta. Testimonio que llevaron los judíos mesiánicos en el siglo primero, pero que se requiere sea permanente como está escrito:

 

“Sacad al pueblo ciego que tiene ojos, y a los sordos que tienen oídos. Congréguense a una todas las naciones, y júntense todos los pueblos. ¿Quién de ellos hay que nos dé nuevas de estos, y que nos haga oír las cosas primeras?... Vosotros sois mis testigos, dice Yahwéh” (Yeshaya 43: 8-10).

 

     Y así como una multitud de líderes cristianos (sacerdotes y pastores) han alejado de D-os a sus rebaños al abandonar la Palabra revelada o desviarla con otras enseñanzas o intenciones ajenas al mensaje;así también muchos rabinos a través de los siglos han desviado a nuestro pueblo del mensaje divino, enseñando como judaísmo cosas que nada tienen que ver con la fe de patriarcas y profetas, con lo que D-os dijo y dejó para su pueblo (al que sigue amando, pero que espera que viva conforme a su Palabra).

     El analfabetismo bíblico de nuestro pueblo ha llegado en distintas épocas a límites verdaderamente alarmantes, cualquier estudiante de teología o cualquier persona con un conocimiento mediano de la Biblia, puede asombrarse de hasta qué punto ha llegado esta carencia. Carencia que se refleja en un desconocimiento del mensaje divino revelado en las Escrituras, por tanto, en un judaísmo que casi no tiene nada que ver con la Biblia, por tanto con su Autor ¿Cree usted que la mayoría de nuestra gente puede hablar de D-os y hacer una descripción bíblica de su santo Ser, de sus múltiples atributos y para qué sirven?

     A eso se refería el Señor cuando amonesta al pueblo a través del profeta Jeremías, amonestación que se endereza sobre todo y fuertemente contra el liderazgo: “He aquí que sus oídos son incircuncisos, y no pueden escuchar; he aquí que la palabra de Yahwéh les es cosa vergonzosa, no la aman…    Porque desde el más chico de ellos hasta el más grande, cada uno sigue la avaricia; y desde el profeta hasta el sacerdote, todos son engañadores. Y curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz” (Yirmeyahu 6:10,13-14).

     En México se escucha mucho la expresión que “el hábito no hace al monje”, conseja que se puede aplicar también a nuestro pueblo, puesto que una kipá o un talith no hacen rabino a nadie, como tampoco asistir a la yeshivá. Lograr un título rabínico no convierte a nadie en siervo de D-os y mensajero de su Palabra.

Conocer el talmud y el Sidur es bagaje de la tradición, pero no es con rezos ni ritos como D-os estableció la fe judía; es precisamente a través de su Palabra revelada como nos fue dejando su mensaje e instrucciones (que hoy conocemos como Biblia ?integrada por el Tanaj y el BritChadashá). Es en sus páginas donde se tiene acceso a conocer su voluntad y entender en plenitud para qué fuimos creados, cómo debemos vivir y cómo pasaremos la eternidad en el reino del Mesías. Sí, porque un judaísmo limitado a lo terrenal además de absurdo, es ajeno completamente a los planes eternos de D-os, a lo que nos ofrece en su mensaje.

    Quien conoce la Biblia y realmente abre su corazón a D-os (como lo hicieron patriarcas, profetas y todos los judíos que realmente han amado al Señor), sabe perfectamente que es creyendo y viviendo ese mensaje, así como dependiendo de Adonai, como se obtiene la verdadera paz divina. Ese shalom interior que el ser humano anhela, pero que solo D-os a través del Mesías Yeshua y de su Ruach Ha Kodesh (E.S.) puede dar. Sigamos orando todos por la paz y salvación de todos los judíos de México y el mundo, y para que D-os libre a Israel de sus enemigos.

 

NOTA:si algún lector tuviera alguna inquietud espiritual o pregunta acerca de este u otros artículos, por favor escríbame.

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El rabinoManuel Hernández Gómez: es Abogado, con Licenciatura y Maestría en Teología (Universidad FLET, Miami). Es titular de la Sinagoga Yeshua Ben David de Guadalajara, México.

Email: informes@ajmm.org.mx



La revista CHALUTZIM es el órgano informativo de la «Alianza de Judíos Mesiánicos de México». Se publica trimestralmente desde el año 1992 y se envía de manera gratuita.
 
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