Rabino Manuel Hernández G.
A lo largo de los siglos muchos entre nuestro pueblo y entre las naciones han pensado que el judaísmo es una religión estructurada, sólida, incluso inamovible. Lo cierto es que no es ni nunca ha sido así.
De entrada se tiene que aclarar y dejar perfectamente señalado, que uno es el judaísmo establecido por D-os en la Biblia, y otro el que su pueblo ha practicado e interpretado a través de los siglos. La Biblia misma nos relata tiempos de un judaísmo correcto y santo, por cierto el menos, como también épocas prolongadas de desviaciones y descreimiento, incluso cargadas de paganismo y sincretismo.
La causa de la diáspora en Asiria para el reino del Norte y la Babilónica para el reino del Sur, se originan precisamente en su rebeldía espiritual contra D-os, en llevar el judaísmo a su modo y gusto, despreciando al D-os que los creó, escogió y amó hasta serle su pueblo, teniendo en poco su voluntad y su Palabra revelada (Tanaj /Biblia).
En el verdadero judaísmo, en el revelado y establecido por D-os a través de patriarcas y profetas, no hay nada que inventar, todo está dicho. Se trata entonces de creer y obedecer, y en este punto es donde el fracaso y las desviaciones aparecen, pues son incontables aquellos que han estado al frente del pueblo sin creer realmente en D-os y por consecuencia no estar dispuestos a marchar por el camino establecido en la Escritura, dando paso a incontables desviaciones e interpretaciones heréticas. La Biblia y la historia lo relatan y ponen al alcance de cualquiera.
Es por esta causa y con reglas inventadas por los líderes religiosos del momento, que Israel caminó (y ha caminado) por diversas etapas en medio de la oscuridad espiritual, por un camino ajeno al establecido por su D-os. Por esta situación es que al aparecer el Mesías en el siglo I de nuestra era confronta a los desviados líderes de su época:
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-"Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando" (Matatiyahu-Mateo 23:13).
Siendo nuestro pueblo conocido como "El pueblo del Libro", es decir, La Biblia, libro que además de contener la revelación divina,  escrita durante un largo proceso de 1,400 años y por el que Israel fue perseguido y sus profetas objeto de graves escarnios, humillaciones, e incluso la muerte, paradójicamente no se somete a su contenido. Libro en el que D-os dejó al pueblo judío los porqués y los cómos de la fe: no obstante, una y otra vez los líderes se han alejado y han alejado al pueblo de la voluntad divina para caer en simples interpretaciones humanas cargadas de ritos no pedidos (en ocasiones hasta situarse en el absurdo y el ridículo). Todo por hacer las cosas a su manera.
Ahora bien, quien piense que el sincretismo, desviaciones, e incredulidad son cosa del pasado se equivoca. En libro reciente una famosa escritora mexicana (de origen judío) lo expresa sin retoques y sin sonrojos:
-"Quizá deba explicarles que no somos religiosas, que somos impuras, que mezclamos lácteos con carnes, que los sábados nos vamos de fiesta⦠que además veneramos a la Virgen morena del Tepeyac⦠pero que somos judíos y amamos nuestra condición" (Myriam Moscona, Tela de Sevoya, Random House, México 2016, pág. 80).
Nadie pone en tela de duda el origen judío de esta escritora, como el de cientos de miles o millones, lo que se afirma en el presente artículo, es que el judaísmo o lo que ellos consideran que es judaísmo, no es el revelado por D-os, como tampoco es el que D-os espera que practiquen.
En igual situación se encuentran la mayoría de los reformados. En esta corriente como afirma el rabino Eugene B. Borowitz: "En lugar de apoyarse en Dios⦠Nosotros mismos crearíamos un mundo de gente justa y bondadosa, amable y tierna⦠Así los judíos reformistas dejaron de hablar de la llegada del Mesías, y en lugar de esto, hablaron de cómo se debe trabajar para que venga la Edad Mesiánica" (Para comprender el Judaísmo, La Semana Publicaciones, Israel 1987, pág. 113); posición que además de carecer absolutamente de apoyo bíblico, resulta una herejía y una blasfemia ¿Qué sentido podría tener el judaísmo sin el Mesías? ¿Quién rescataría a la humanidad caída y perdida? ¿Quién le reconciliaría con D-os? ¿Puede el hombre por sí mismo cambiar las cosas (sin la ayuda Divina)?
Entre la cristiandad nominal, no son pocos los que piensan que los jasídicos en Israel son los que mejor conocen y practican el judaísmo. De hecho muchos creen que todos son rabinos. Nada más alejado de la verdad. Como teólogo tengo muchos años afirmando que los jasídicos, aunque son judíos, en realidad la inmensa mayoría no practica el judaísmo.
     Su cosmovisión religiosa además de carecer de un fundamento bíblico sólido (aunque de pronto mencionen algunos textos), de hecho es una simple mezcla sincrética de tradiciones, superstición y espiritismo con alguna breve mención de la Biblia. Sus líderes, desde la creación de esta corriente por el Baal Schem Tov (siglo XVIII), se han dado a la invocación de sus líderes muertos, lo cual delante de D-os es una práctica abominable. Así lo señala la Torá/Ley:
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â"No aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones. No sea hallado en tiâ¦Â  quien practique adivinación, ni agorero, ni sortilegio, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Yahwéh cualquiera que hace estas cosas" (Devarim-Deuteronomio 18:9b-12).
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     El texto bíblico es más extenso y el lector con deseo de conocer más este punto de la revelación divina puede consultar en casa todo el capítulo. Sin embargo para nuestro tema es suficiente con lo señalado. El reconocido teólogo Martin Buber (Austria 1878â Israel1965) escribe sin reflexión la condición desviada y herética de los jasídicos (a los que tanto admiraba) y como su fundador era un invocador de muertos:
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â"El Baalschem recibió el sábado con gran temor. El vaso temblaba en su mano. Después de la bendición retiróse a su estancia y se tendió en el suelo con el rostro en tierra⦠El rabí, su huésped, no pudo soportar la angustiosa incertidumbre. Se acercó a la estancia de puntillas y aguzó el oído, pero todo era silencio adentro. Miró entonces por una hendidura, y vio descender un gran rayo de luz, mientras el Baalschem exclamaba: "¡Bendito el que llega, Rabí Akiba!"" (El Rabí de la Buena Fama, Milá Editor, Argentina 1988, pág. 97)
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     Y es por esta causa es que el Mesías se lamenta de la condición espiritual de su pueblo, porque "los miró como ovejas sin pastor" (Mat 9:36). Condición que en mayor o menor medida se ha vivido a través de los siglos a causa de la mala enseñanza y la interpretación de un judaísmo ajeno y distante del revelado y esperado por D-os.
     Cuando nos enteramos de algunos hechos históricos significativos, lo menos que podemos pensar es cuánto se había alejado Israel de su D-os y de su Palabra (Biblia). Nos sorprendemos al leer de las heroicas hazañas de hombres de la talla de un Teodoro Herzl y enterarnos de su deseo de alcanzar "un pacto con el Papa, que llevaría a una campaña contra el antisemitismo, a cambio de ‘un gran movimiento de masas a favor de la conversión libre y honorable de todos los judíos a la cristiandad" (Paul Johnson, Historia de los judíos, Edit. Vergara, pág. 401). ¿Esa sería la voluntad de D-os? ¿Acaso D-os esperaría que los judíos se hicieran católicos?
     Es evidente que aunque se trata de un gran hombre cuya obra es históricamente muy valiosa y respetable, en el campo espiritual es obvio que su educación en esta área era mala y sin rumbo ¿Ir a buscar la ayuda de una corriente, que aunque poderosa, repleta de sincretismo y un historial de antisemitismo no era acaso un desatino?
     Además, el judío para creer en su propio D-os, en su propio Mesías y en sus propias Escrituras, no necesita convertirse en nada. Necesita solamente creer y obedecer. Punto.
     Y quien piense que el judaísmo mesiánico está exento de caer en este milenario error (de interpretación y obediencia) está equivocado. Bastaría con permitir la entrada en el ministerio a rabinos improvisados y sin un llamado Divino para caer casi de inmediato en el error de otras corrientes. Así que como advierte la Escritura: "â¦el que cree estar firme, mire que no caiga" (1 Cor 1:12). El Mesías Yeshua es el camino, el fiel interprete del judaísmo bíblico, a Él se refirió el profeta Yeshaya cuando advirtió a los judíos de todos los tiempos: "â¦Tus oídos oirán a tus espaldas palabra que les diga: Este es el camino, andad por él", agregando más adelante "y el que anduviere por este camino, por torpe que sea, no se extraviará" (Isaías 30:21 y 35:8b).
     No queriendo prolongar mi reflexión, ruego a D-os y pido a los lectores que se unan a mi plegaria, para que el Espíritu del Señor toque el corazón de los judíos en México y de todos los países en el mundo, para que despierten espiritualmente, para que dejen ese judaísmo sin rumbo que les ha sido enseñado y busquen en las Kitvei Kodesh (Escrituras Sagradas o Biblia) el verdadero judaísmo, el revelado por D-os a través de patriarcas, profetas, el Mesías y los apóstoles, pues en seguir el camino recto y angosto trazado por Yeshua, es que se camina seguro al reinado eterno del Mesías, hijo de David. SHALOM.
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   "Y al ver a las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque  estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor" (Mat 9:36).
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NOTA:Â si algún lector tuviera alguna inquietud espiritual o pregunta acerca de este u otros artículos, por favor escríbame.
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El rabino Manuel Hernández Gómez: es Abogado, con Licenciatura y Maestría en Teología (Universidad FLET, Miami). Es titular de la Sinagoga Yeshua Ben David de Guadalajara, México.
Email: mahergo50@hotmail.com
La revista CHALUTZIM es el órgano informativo de la «Alianza de Judíos Mesiánicos de México». Se publica trimestralmente desde el año 1992 y se envía de manera gratuita.
Director: Mtro. Manuel Hernández Gómez
Sub-directora: Myriam Levy-Chernoff