Ha pasado más de un año del ataque terrorista cometido por las hordas asesinas de Hamás (7/Oct/2023) y las cosas no parecen mejorar. Ciertamente Israel ha infligido grandes derrotas a los terroristas, el problema, y no menor, es que estos cobardes corren a esconderse entre los civiles (en hospitales, escuelas, refugios, etcétera). Su falta total de valor y responsabilidad para asumir las consecuencias de sus actos, luego de cometer sus horrendos crímenes, es que han sido capaces de correr como plañideras ante la prensa mundial -que se presta para sus patrañas— y acusar a Israel de lo que ellos provocaron y la guerra que iniciaron.
Así sucede también en lo espiritual. Gran parte de los creyentes (judíos o cristianos) ofenden la santidad de D-os con sus pecados, y corren a acusar a otros de sus faltas. Siempre son las víctimas: todos los demás se empeñan en dañarlos, en hablar mal de ellos, de perjudicarlos. Pero nunca hablan ni comentan siquiera de sus faltas y pecados. Cobardía y maldad les caracterizan, aunque a los ojos de algunos pasen por ‘buenas’ personas, por ‘víctimas’ de otros que no los comprenden o abusan. Hoy en día esa posición ha cobrado auge merced a la educación permisiva en que las últimas generaciones han sido formadas. Ahora ya no se puede llamar la atención a un niño, adolescente, o joven por algo malo que haya hecho, ya que, además de asegurar que “se le hace un daño y puede causar un trauma”, se corre el peligro (en sociedades radicalmente proteccionistas) de ser objeto de sanciones legales.
¿Cómo formar el carácter de personas así, de hombres y mujeres, niños y jóvenes que llegado el momento se tendrán que abrir paso en la vida y ganar el pan con el sudor de su frente? (Gén 3:19) El equivocado y deficiente amor que les han brindado, no sólo les ha alejado de D-os, sino privado de ser personas maduras, comprometidas con la sociedad (su prójimo). El ego que les ha sido fomentado de manera enfermiza les impide ver al otro y el curso de la humanidad misma; ni qué decir entonces de su propio sentido existencial, confundiendo vivir para ser complacidos y satisfechos, que responder al propósito y voluntad del D-os que les concedió la vida. La actitud soberbia y prepotente de no pocos gobernantes alrededor del mundo nos concede una idea clara del narcisismo e impiedad que caracterizan la llamada “aldea global”. El sociólogo francés Lipovetsky describe al mundo actual con una precisión escalofriante: “El narcisismo… socializa desocializando, pone a los individuos de acuerdo con un sistema social pulverizado, mientras glorifica el reino de la expansión del Ego puro”
La Biblia lo anunció desde hace veinte siglos: “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vana-gloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella” (2 Tim 3:1-5).
¿No es acaso una descripción precisa de las sociedades actuales? Un mundo repleto de ególatras, malvados y violentos que hacen la vida cada vez más difícil. No obstante, no debemos olvidar que D-os tiene control de todo lo que sucede, que no interviene porque nos ha concedido libertad para obedecerle o vivir en rebeldía. Así que en la medida que aquel glorioso día se acerca, vivamos amando al D-os de Israel, obedeciendo su Palabra, y compartiendo el mensaje de salvación al resto de nuestros hermanos que todavía no han descubierto en las Escrituras que YESHUA es el Mesías, el Rey y Señor de Israel. Shalom.
La revista CHALUTZIM es el órgano informativo de la «Alianza de Judíos Mesiánicos de México». Se publica trimestralmente desde el año 1992 y se envía de manera gratuita.
Director: Mtro. Manuel Hernández Gómez
Sub-directora: Myriam Levy-Chernoff