Alianza de Judíos Mesiánicos de México

Desde 1992

Organo Oficial No. 89, Primavera, 2019/5779

MUJERES JUDÍAS: La recompensa es en el cielo. No esperemos en el lugar y tiempo equivocado

Rebbetzin Celia C. de Hernández


Los honores más grandes del cielo están reservados para aquellos que han usado su tiempo, recursos y talentos para ganar almas para el Mesías de Israel, para que en verdad conozcan a Dios. El profeta Daniel escribió: “Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a las multitudes como las estrellas a perpetua eternidad” (12:13). Muchas veces se pierde el rumbo buscando ser recompensados en este mundo y que se nos den honores y terminamos lastimados, enojados, amargados, por no recibir el crédito que consideramos merecer.

 

NECESITADOS DE SIGNIFICACIÓN HUMANA

 

     Otros, inmaduros en la fe y necesitados de significación, buscan afanosamente ser tomados en cuenta, pero los verdaderos creyentes saben que tendrán la bendición de una herencia celestial en la queno todos recibirán los mismos honores (y no me refiero a la salvación).Las Escrituras nos muestran que hay diferencia de rangos, honores y recompensas en el cielo. Yeshua contó la historia de un noble que repartió una cantidad igual a sus diez siervos dándoles instrucciones para que lo invirtieran con sabiduría, algunos, con cuidado y diligencia lo hicieron y las recompensas que recibieron se describen en detalle: “Vino el primero, diciendo: Señor, tu mina ha ganado diez minas. Él le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades. Vino otro, diciendo, Señor tu mina ha producido cinco minas. Y también a éste dijo: Tú también sé sobre cinco ciudades” (Lucas 19:16-19).

 

TESOROS EN EL CIELO, NO EN LA TIERRA

 

Todas sabemos, queridas hermanas y amigas, que la mayoría desea tener tesoros en la tierra, el temor a no tener o a perder estatus, hace que se pierda el rumbo de la fe y se desvíe la mirada como la mujer de Lot hacia la ciudad de Sodoma, donde ella tenía sus muchos bienes.

 

Yeshua nos anima a almacenar tesoros en el cielo y yo creo que cumplir con la «gran comisión» es el tesoro más grande que podríamos alcanzar, sobre todo cuando entendemos el llamamiento que Él nos hizo. Todas sabemos y hemos probado que nuestro corazón se goza al cumplir su voluntad y su voluntad es que llevemos su mensaje de salvación. Nada haymás valioso para nuestro Padre celestial que las almas, por eso dijo Yeshua que él vino “a salvar lo que se había perdido”. Y todos, desde Adán, nos perdimos a causa de la rebelión, del pecado que nos separó de la comunión plena que teníamos con Dios. Justo para eso vino el Mesías, para salvarnos y reconciliarnos con el Padre.

     Así que esa es nuestra encomienda, ir a las ovejas perdidas de la Casa de Israel, si éste es nuestro llamado, no dudemos o vacilemos de hacerlo con diligencia, pero sobre todo con amor, fe y esperanza de que se salven. Yeshua dijo: “¡Yo he venido por las ovejas perdidas de la casa de Israel!”(Mat 15:24).

     Qué privilegio mis amadas, atender a su llamado y qué recompensa más gloriosa será recibir sus promesas, incluso lo podemos entender desde ahora. Los entendidos resplandecerán. Los ganadores de almas son estrellas verdaderas en medio de una sociedad convulsa y en tinieblas, más, que brillo más hermoso y que grandioso será aquel día cuando el Señor premie, así que, ya sabemos cuál es nuestra recompensa, brillar como las estrellas a perpetua eternidad. SHALOM.

 

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La rebbetzinCelia C. de Hernández es consejera espiritual de la AJMM.

Email: informes@ajmm.org.mx

 



La revista CHALUTZIM es el órgano informativo de la «Alianza de Judíos Mesiánicos de México». Se publica trimestralmente desde el año 1992 y se envía de manera gratuita.
 
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