Myriam Levy
Una de las cosas que más me han impactado en la presente generación, es la indiferencia que manifiestan hacia las cosas espirituales, y aunque la mayoría de las personas dicen creer en D’os y lo mencionan continuamente con sus labios, queda claro, que no pasa de ser eso: una simple mención que está muy lejos de una sólida fe fundamentada en la Biblia.
     Cuando tengo algún diálogo con relación al judaísmo o cristianismo, muy frecuentemente escucho que las personas se sustentan en lo que les enseñaron sus padres y por eso creen lo que creen, y cuando les comento que muchas de las cosas que les enseñaron son erróneas si lo vemos a la luz de la Biblia, de todas maneras dicen que en eso morirán, sin dejar tiempo a la reflexión y aferrándose absurdamente al error.
     Otros opinan en base a su propio criterio, en el ya conocido “yo creo que D’os es así”, sin más base de fe que sus propios sentimientos y emociones; aunque no falta el que cita las palabras de algún famoso rabino, el Talmud, o lo que dice el Papa (en el caso de la cristiandad mayoritaria). También están los que se basan en filosofías orientales, o simplemente los que se concretan al pensamiento positivo endulzándolo con lo que creen espiritual, etcétera.
     Es decir, sus argumentos, si es que se les puede llamar así, se limitan a la superficialidad de lo que dicen creer, sin plantearse seriamente ¿cuál es su fe o a qué se refieren cuando dicen fe? ¿Qué la sustenta? ¿Quién es D’os? ¿Qué dicen las Kitvei Kadosh (Sagradas Escrituras)? ¿Quién es el Mesías? ¿Cuáles son las profecías mesiánicas? ¿Para qué la necesidad de un Mesías? ¿Qué espera D’os de nosotros? ¿Cuál es el mensaje de esperanza y transformación para nuestras vidas? Y tantas otros cuestionamientos tan necesarios para saber si el rumbo que llevamos es el indicado para vivir conforme a la voluntad de D’os.
 “Si embarcas en el tren equivocado, de nada sirve correr por el corredor en la dirección opuesta”. Dietrich Bonhoeffer.
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¿ESPíRITU VS éXITO?
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     Si la mayoría de las personas tienen el deseo de estudiar una carrera, a la cual invierten varios años, empleando mucha dedicación y esfuerzo, así como recursos para poder concretar este anhelo y tener un futuro mejor, siendo todo esto tan solo temporal para este mundo, me cuestiono, ¿Por qué también no dedicar tiempo y esfuerzo para la vida espiritual? ¿Qué acaso tiene más valor lo laboral? ¿Lograr el éxito financiero puede acaso robar lo más preciado que tenemos, que es nuestro espíritu?
     El gran teólogo Dietrich Bonhoeffer en su libro “ética” escribió sobre la forma en que la gente adora el éxito. “Lo que buscaban era el éxito, por encima de todo”.   Â
     Al convertirse en una obsesión personal la realización “exitosa” que asegure nuestro proyecto de vida, no hay tiempo que alcance para mantener o lograr un equilibrio; todo comienza a medirse en los bienes materiales que se puedan acumular, sin importar de momento las consecuencias que tarde que temprano se tendrán. El siguiente texto no solo es una parábola, si no que esto ha acontecido a muchas personas que han sido sorprendidas por la muerte de repente, por lo que te aliento a que medites en esta lectura bíblica para que no nos  suceda lo mismo a nosotros:
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“Parábola del hombre rico”, Rembrandt (1627)
ö “También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios”  (Lucas 12:16-21).
¿TRADICIóN VS COMPROMISO?
     Si bien hay tradiciones muy hermosas, lamentablemente bastantes personas han buscado más complacerse en ellas que el buscar un compromiso de vida que honre a D’os. Se buscan las exterioridades de la religión, sin ir a las profundidades del espíritu. En ocasiones, la verdad es que me da compasión ver a personas cómo se estremecen más por ir a “tocar la Torá” que por leerla, comprenderla, meditarla y vivirla; o cómo hay mucha preocupación en ser extremada y “cuidadosamente kosher” cuando en el corazón hay tanto engaño y el amor a D’os en realidad está ausente. Mucha religión, sí, pero sin D’os. También en el lado cristiano sucede lo mismo, pero por falta de espacio no me detengo a señalar algunos ejemplos que como sabemos abundan.
    Aquí tenemos que entender y aceptar que gran parte en la responsabilidad de esta problemática equivocada la tiene el liderazgo religioso, quien ha dejado de lado su principal responsabilidad, que es instruir a Israel en la Palabra de D’os, por lo que llevan a cuestas una gran falta, como decía el profeta Oseas: “Mi pueblo perece por falta de conocimiento” (Oseas 4:6).
     Les aseguro que si entráramos a las sinagogas y a las iglesias para realizar un examen elemental de Biblia y sus doctrinas, sería escandalosa la ignorancia que encontraríamos. En otras palabras, ¡el reprobadero!, y me estoy refiriendo a preguntas muy básicas, elementales. Grande es el analfabetismo espiritual entre el pueblo de D’os, no es posible que sigamos así, con esa gran indiferencia, pidamos al Mesías Yeshua que ayude a su pueblo a ir más allá de las exterioridades. En tiempos del profeta Isaías, vemos que les hace una confrontación, mostrándoles cómo su religiosidad estaba lejos del agrado del Señor, por lo que después de hacerles ver su realidad, les invita a rectificar el rumbo, a caminar por el sendero de una vida recta y transformada que se refleje en la vida cotidiana; camino que obliga al arrepentimiento, a la renuncia de la añeja indiferencia espiritual.
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ö “¿Para qué me sirve, dice el Señor, la multitud de vuestros sacrificios? Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo;aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” (Isaías 1:11ª, 16-19).
“HUMILDAD PARA BUSCAR A D’OS”
     Una vez que nos humillamos delante de la presencia de D’os reconociendo nuestra ignorancia e indiferencia hacia El, es entonces que una nueva e inagotable fuente de sabiduría estará a nuestro alcance. Nuestro Creador instruirá nuestro ser, de tal manera que al ir creciendo en la fe por medio de su Palabra y su Espíritu, toda nuestra vida cobrará una nueva perspectiva tanto en lo espiritual, como en lo familiar, laboral, intelectual, etcétera. El equilibrio que tanto necesitamos viene cuando hacemos realidad el amarlo por sobre todas las cosas, siendo El, el MesíasYeshua nuestro primer y principal amor. ¡Shalom!
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Myriam Levy es vice-presidenta de la AJMM y de la IMJA.
Email: mlevys@hotmail.com
La revista CHALUTZIM es el órgano informativo de la «Alianza de Judíos Mesiánicos de México». Se publica trimestralmente desde el año 1992 y se envía de manera gratuita.
Director: Mtro. Manuel Hernández Gómez
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