Rebbetzin Celia C. de Hernández
Los tiempos de transición a menudo producen temor y ansiedad y en estas épocas, tan difíciles en muchos sentidos, el año que inicia no promete ser diferente: ¡cambios climáticos drásticos, violencia, problemas económicos, inmundicia y promiscuidad sexual, guerras, aumento en las plagas y enfermedades (covid19), catástrofes y demás, son como todos sabemos la constante en este mundo caído!
El salmista discernió lo que sucedía, por lo que escribió de su confianza plena en el Señor: «En Adonai he confiado: ¿Cómo decís a mi alma, que escape al monte cual ave? Porque he aquí, los malos tienen el arco, disponen sus saetas sobre la cuerda, para asaetear en oculto a los rectos de corazón. Si fueren destruidos los fundamentos, ¿qué ha de hacer el justo?» (11:13).
Como se aprecia, el rey David solía enseñar una lista detallada de resoluciones que podemos tomar ante las circunstancias adversas. El mundo sin Dios no sabe ni conoce semejantes bendiciones espirituales, así que al iniciar un nuevo año hacen largas listas de propósitos que nunca cumplen ¿Y cómo podrían hacerlo si lo hacen en sus propias fuerzas? Dietas, ahorros, ejercicios, dejar de beber o fumar, abandonar pasiones o relaciones pecaminosas, son parte de estas listas jamás cumplidas.
Lamentablemente desconocen del amor y de la gracia divina. No saben realmente que Dios tiene todo el poder para ayudarnos a vencer todas esas cosas pecaminosas o hábitos nocivos que nos afectan a los humanos. El rabino Shaul (Pablo) sabía por sobrada experiencia lo que decía: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Cor 12:9).
CANTAR PARA ADORAR
En otro bellísimo salmo, el rey David hace una serie de votos que te invito a que reflexiones en ellos: “Misericordia y juicio cantaré yo, oh Adonai” (101:1). Cantar es un acto voluntario de adoración, y un corazón que ofrece sacrificio de adoración en medio del dolor o las dificultades siempre será grato a Dios. De hecho adorarle en circunstancias adversas casi siempre trae aparejado ese gozo tan especial que todo verdadero creyente conoce. David entendió verdades espirituales tan profundas que decidió cantar no solo sobre la misericordia divina, sino también de su castigo y corrección. Decidió también cantar al Señor en la prosperidad y la adversidad; en la salud y en la aflicción. Los salmos dan testimonio de sus convicciones y decisiones, aunque también de su humildad.
VIVIR EN RECTITUD
Sigue expresando sus deseos delante de Dios en ese mismo salmo: “Entenderé el camino de la perfección cuando vengas a mí. En la integridad de mi corazón andaré en medio de mi casa” (v.2). David era rico, poderoso y respetado, podía gobernar con orgullo y apoyarse en las riquezas ¿acaso no lo hacen así la mayoría de reyes y gobernantes? Sin embargo él fue un hombre que se dejó transformar por el Espíritu, pues David amaba a Dios, y por eso pudo también amar a su pueblo y procurar su bienestar en todos los sentidos.
En lugar de amargarse por todo lo sufrido a causa de los años de persecución en su contra del rey Saúl, una vez en el trono jamás quiso “cobrarle a la vida” las deudas del ayer. David con todo y sus defectos quiso vivir rectamente y ser guiado por Dios, caminando con la prudencia de aquellos que desean hacer su voluntad, provocando con su actitud el temor de sus enemigos.
En la segunda parte del versículo leíamos «En la integridad de mi corazón andaré en medio de mi casa». No hay un lugar donde se necesite más de una vida ejemplar que en el hogar. Muchos piensan que el Dios todopoderoso solo nos observa fuera de casa, por lo que suponen que dentro todo es permitido. De hecho muchos creyentes solo practican la “religión” donde les observan los demás, lo cual es absurdo e incorrecto.
Leí una frase del general Douglas McArthur la cual les comparto queridas hermanas y amigos que nos leen: “Por profesión soy soldado y tengo orgullo se serlo; pero tengo más orgullo de ser padre. Mi esperanza es que mi hijo cuando ya no esté, me recuerde no en la batalla, pero sí en mi hogar repitiendo con él una plegaria diciendo: «Hágase tu voluntad Padre».
También debemos ser ejemplo para nuestros hijos y nietos en la sinagoga y en el vecindario. Es impropio de un creyente usar una máscara para fingir piedad, y vivir en impiedad. Moralmente no puede haber nada más horroroso que una actitud hipócrita, la literatura aporta suficientes ejemplos de cómo lo toma la sociedad ¿Has leído?: “El Tartufo”, “Gil Blas”, “Cándido”, “Juan, Arcipreste de Hita”, “Don Catrín de la Fachenda” y demás personajes y farsantes que aparentaban ser devotos creyentes cuando en realidad eran pecadores consumados. Decidamos como David andar en integridad, rectamente dentro y fuera de casa.
EVITAR TODA INJUSTICIA
El verso tres dice: «No pondré delante de mis ojos cosa injusta». Actualmente los mercadólogos saben cómo atraer la vista y atención hacia toda clase de bienes materiales y placeres mundanos. Publican revistas, comerciales, programas televisivos, películas y toda clase de pornografía. Los guiones de tales programas o de un gran porcentaje de películas francamente son una porquería, una incitación a la vida hedonista y sin Dios, donde sexo y violencia parecen ser la única conducta válida para el ser humano. Por supuesto que antes se encargan de hacer entender a sus espectadores (doblemente cautivos) que para ingresar a ese mundo primero tienen que tener dinero, de lo contrario no significan nada en la sociedad.
A través de la vista, de imágenes y fotografías, seducen poderosamente a los incautos. Ninguna persona puede saciar sus ojos con semejante inmundicia que le ofrecen los capos de la pornografía y luego levantar su vista delante de la presencia de Dios. Muchos criminales han confesado que planearon sus delitos bajo inspiración del cine o un programa de tv. Por eso es que el rey David escribió «No pondré delante de mis ojos cosa injusta» (él cayó en su juventud en ese pecado, pero se arrepintió por el resto de su vida).
ALEJARNOS DE LOS MALVADOS
Para concluir nuestro comentario, leemos en el verso cuatro otra declaración de David que podemos sumar a nuestros votos «No conoceré al malvado». En la epístola a los corintios dice: «Malas compañías corrompen buenas costumbres»; esta advertencia nos insta a elegir nuestras amistades y compañías. Como creyentes no podemos al amparo de una falsa tolerancia convivir con personas cuyas vidas son repudiadas por Dios. Una cosa es que estemos dispuestos a compartirles el mensaje salvador del Mesías y otra muy distinta a que escojamos este tipo de personas por compañía. Un pecador redimido es nuestro hermano en la fe; un pecador sin redimir es un problema para nuestra fe.
Hagamos pues como David votos para este año. Doblemos nuestras rodillas y humildemente pidamos al Señor que en su amor nos conceda de su gracia para cumplir con tales votos. Dios ha dicho a Israel y la Iglesia: «Si mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rosto, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces Yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra» (2 Cr 7:14). La tierra de tu casa, de tu congregación y de tu vida ¿o qué piensas de todo esto? SHALOM.
La revista CHALUTZIM es el órgano informativo de la «Alianza de Judíos Mesiánicos de México». Se publica trimestralmente desde el año 1992 y se envía de manera gratuita.
Director: Mtro. Manuel Hernández Gómez
Sub-directora: Myriam Levy-Chernoff