Apenas ha transcurrido un trimestre de la anterior publicación, y parece que haya sido mucho tiempo. Una guerra entre Israel e Irán, ataques terroristas contra Israel desde diversos flancos y grupos, pero todos con la intención de dañar y destruir, han sido la constante. Un asedio que no sólo se refleja en muertos, heridos y daños, sino en la salud física y emocional de los israelitas (así como en la economía y estabilidad social en todos los sentidos). Pensar o considerar que todo queda en estadísticas, es absolutamente equivocado. D-os nos hizo personas con sentimientos, emociones y pensamientos, y todo lo que sucede en nuestro entorno nos afecta en mayor o menor medida, positiva o negativamente, de tal forma que el asedio y hostilidad a la que ha estado sujeto Israel desde la invasión y ataque terrorista de Hamás (7/oct/2023) ha traído consecuencias para su población (y de estas cosas no habla la prensa mundial).

No es lo mismo vivir en un país en paz, en el que sus habitantes solo se preocupan por su bienestar económico presente y futuro; que en uno en el que no sabes en qué momento aparece un fanático musulmán para quererte asesinar, poner una bomba, o cometer un acto terrorista. Peor aún, en qué momento uno de tantos países musulmanes —o de los enemigos gratuitos de Israel— decide atacar. Porque, también se ha de decir, que a su ataque del 7/oct/2023, en el que asesinaron a 1,200 víctimas inocentes (niños, mujeres, ancianos), a las múltiples violaciones, quema de cuerpos, torturas, vejaciones y destrucción de comunidades enteras, llevándose además 251 rehenes; los terroristas de Hamás iniciaron una GUERRA MEDIÁTICA PERVERSA, en la que como plañideras han corrido por todos los países de occidente a presentarse como ‘víctimas’, abusando del pensamiento de las sociedades judeocristianas, a las que han engañado totalmente. De tal forma que ahora el lobo se queja de que la oveja se defiende.

Abusando del desconocimiento que hay en occidente del pensamiento musulmán, y la manera como nos consideran a judíos y cristianos (de simples infieles a los que hay que convertir al islam, y de resistirse, hacernos la yihad: la guerra), los países y grupos musulmanes radicales —que son cada día más— han desatado una campaña mundial en contra de Israel y el pueblo judío, distorsionando la realidad y creando un engaño mediático de masas y de campañas en universidades occidentales de todo el mundo, lo cual, ha traído como consecuencia un aumento de ANTISEMITISMO más rápido incluso que antes de la segunda guerra mundial.

El problema, y grave, es que los países occidentales se han tragado el anzuelo, y el invasor de Israel y asesino de 1,200 víctimas inocentes, se hace pasar ahora como el inocente y víctima de los israelitas, al grado de acusar a Israel de genocida. Los efectos no se han hecho esperar. En plena fiesta de Yom Kipur en Manchester, Inglaterra, un terrorista musulmán ingresó y asesinó a 2 personas….

A tal grado ha llegado esta nueva ola de antisemitismo provocada por Hamás y musulmanes fundamen-talistas, que una flotilla de barcos intentó llegar a Gaza llevando (fuera de los conductos establecidos) ayuda humanitaria meramente simbólica, todo con la intención de hacer pasar mal a Israel ante la opinión internacional. ¿Dónde estaban los que apoyan a los terroristas cuando éstos invadieron Israel y asesinaban a gente inocente? ¿En qué momento han intentado liberar a los rehenes llevados por los asesinos de Hamás? Los países cristianos deben revisar las Escrituras, pues en ellas D-os anuncia: “Y traeré del cautiverio a mi puebloIsrael, y edificarán ellos las ciudades asoladas, y las habitarán… Pues los plantaré sobre su tierra, y nunca más serán arrancados de su tierra que yo les di, ha dicho Yahwéh Dios tuyo” (Amos 9:14-15).