Rebbetzin Celia C. de Hernández
Has observado cómo en esta última década el estruendo de tantas voces que escuchamos te aturde, te confunde, incluso te asusta? Qué época tan terrible estamos viviendo, para evitar entonces tanta confusión de voces y tomar el rumbo correcto, es necesario hacer un alto y meternos en un lugar de refugio, y creo que el mejor es donde acostumbras orar y platicar con Dios para escuchar su voz.
Ciertamente somos ovejas de su prado y protegidos de su mano, comprados al precio más alto ¡la sangre de Yeshua, nuestro Mesías y Señor! Y si somos ovejas él hará que escuchemos su voz, ya sea para consolarnos, para guiarnos, para orientar y dar claridad a nuestros pensamientos, y a través de su bendita Palabra, vendrá paz a nuestro corazón y le seguiremos confiados, y todos esos ruidos y voces del mundo que nos aturden y confunden quedarán como nada, desaparecerán, y en el silencio del corazón escucharemos su voz que nos dice: ”No temas, porque yo estoy contigo, no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”(Isa 41:10).
¿PORQUÉ ALGUNOS NO ESCUCHAN LA VOZ DE DIOS?
¿Por qué es que se pierde para algunos la voz estruendosa y esplendorosa de un Dios creador y sustentador del universo a cuya voz todo fue creado? Si su misma Palabra nos dice que por toda la tierra se ha escuchado su voz ¿No escuchas el canto de las aves? ¿No escuchas el trueno del rayo? ¿No escuchas el silbido del aire? ¿Por qué entonces muchos no pueden escuchar Su voz?
La Biblia dice que cuando nuestro pueblo estaba cautivo en Egipto, “no escuchaba a Moisés a causa de la congoja de espíritu y la dura servidumbre” (Ex 6:9). Estamos viviendo tiempos como nunca los había vivido yo en mis 70 años y una de las causas por las que no se escucha la voz divina es precisamente esa, la aflicción o congoja de espíritu. Temor por todas partes, vemos en la televisión y leemos en los diarios, hospitales repletos de enfermos, sirenas de ambulancias de día y de noche, a los más viejos no nos permiten siquiera ir de compras al supermercado; se nos ha privado incluso de una de las cosas más hermosas para padres y abuelos: darnos un abrazo y un beso entre los miembros de la familia, como tampoco lo podemos hacer entre la familia de la fe ¿Será que llegó como dice la Escritura, el tiempo de abstenerse de abrazar? (Eclesiastés 3:5).
PERO LAS OVEJAS OIREMOS (Y OIMOS) LA VOZ DEL
PASTOR DE ISRAEL
Pero llegara el día, para bendición de los que hemos creído en el Pastor de pastores, en el Pastor de Israel, que aparecerá como el Rey que nuestro pueblo siempre ha esperado. Mientras llega ese esperado día, con su vara y su cayado nos cuida, con un silbido quieto y apacible nos llama a sus ovejas, nos llama por nuestro nombre para que le sigamos y nos alimenta con su Palabra ¿No es hermoso, mis queridas amigas y hermanas? Y si somos sus ovejas solamente escucharemos su voz,y no esas voces de extraños que confunden y desvían, que mienten con descaro, que desean apartarnos del redil, al que ya hemos entrado por su gracia, gracia suficiente y nacida en el amor de Dios que nos cuida para que el lobo o el león rugiente no nos devoren. Dios es fiel, por eso nos dejó la figura del pastor y sus ovejas, aunque como pueblo no siempre se ha querido obedecer a su voz.
En el pasado, en la época del profeta Isaías, nuestro pueblo escuchó otras voces y no quiso escuchar la del Señor que a través de éste y otros profetas les reconvenían de parte de Dios para que se volvieran al camino de justicia:“>Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Adonai: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí. El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento. !Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Adonai, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás. ¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente”> (1:2-5).
Muchos años después, este mismo profeta les alienta a los que realmente creían y amaban a Dios en Israel para que confiaran, ya que la diáspora era inminente: >“Oídme, los que conocéis justicia, pueblo en cuyo corazón está mi ley. No temáis afrenta de hombre, ni desmayéis por sus ultrajes”,> dándose Isaías el tiempo para darles esperanza y anunciarles un futuro retorno a Israel: “Ciertamente volverán los redimidos de Adonai; volverán a Sion cantando, y gozo perpetuo habrá sobre sus cabezas; tendrán gozo y alegría, y el dolor y el gemido huirán” (51:7,11).
PERO SE REQUIERE DE SER OVEJA PARA OIR SU VOZ
Pero como hemos visto, para poder oír la voz de Dios y seguirle, se requiere de ser su oveja, pues como él mismo señala “Mis ovejas oyen mi voz y me siguen”.¿Cómo vamos a oírle y seguirle sin antes ser sus ovejas? ¡Imposible! ¿Qué se requiere entonces para tener tan excelso Pastor? ¡Creer y arrepentirse!, ese es el inicio y la entrada al reino de los cielos. Un arrepentimiento que lleva a nacer de nuevo, que trae consigo el perdón de nuestros pecados, que nos introduce en el reino de nuestro amado Mesías YESHUA al creer verdaderamente en él.
Una vez que somos parte de ese selecto redil celestial escogido por amor y gracia, nos enteramos con alegría y sorpresa que alrededor de todo el mundo hay otras ovejas que también son parte de ese gran redil, un redil que el Mesías juntará al final en un solo rebaño bajo su conducción firme y eterna. Mientras tanto, mientras llega ese hermoso día, esa voz y ese mensaje de salvación que hemos oído de nuestro Pastor, compartámoslo con otros que no le conocen, ya que el Señor quiere que también sean parte de su rebaño, pues él nos dice que su voluntad es que “nadie se pierda si no que todos los hombres procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9).
LOS MUERTOS NO OYEN
Pero como ya habrás pensado, los muertos espirituales no pueden oír su voz, por eso es que vemos en el mundo multitudes que escuchan otras voces que incluso aparentan religiosidad, pero que incitan a la violencia y la destrucción, que quieren formar parte de los reinos de este mundo, confundiendo a los cabritos con las ovejas, que son seres distintos, cuando la realidad es que el rebaño de Yeshua no pertenece a este mundo, tenemos la mirada puesta en cieloy solo oímos al Gran pastor de Israel, despidiéndome por hoy queridas hermanas y amigas con ese texto tan hermoso del evangelio:
“Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas.Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre” >(Juan 10:11-18).
La rebbetzin Celia C. de Hernández es consejera espiritual de la AJMM.
Email: celiacornejo19500@gmail.com
La revista CHALUTZIM es el órgano informativo de la «Alianza de Judíos Mesiánicos de México». Se publica trimestralmente desde el año 1992 y se envía de manera gratuita.
Director: Mtro. Manuel Hernández Gómez
Sub-directora: Myriam Levy-Chernoff