Myriam Levy S.
TodavÃa pareciera escucharse el eco lejano, la que en su tiempo fuera una frase muy común y popular, al menos en mi paÃs (México); â¡Yo soy una persona de palabraâ¦. y cumplo lo que digo!â A tal punto llegaba la integridad de la palabra dicha que la mayorÃa de los negocios y transacciones se formalizaban estrechando las manos, simbolizando asà âla firmaâ moral del cumplimiento a lo pactado, por lo que transcurrido el tiempo señalado se recibÃa lo convenido, teniendo la satisfacción mutua de ver realizado lo que en su momento se prometió⦠¡de palabra...!. ¡Ah qué tiempos aquellos!.Â
    Actualmente, está de más decir que es rara la transacción que se pudiera hacer de palabra; hoy en dÃa se tienen que tomar otras medidas; y los contratos legales nos ayudan a evitar pasar muy malos ratos. Â
    Pero, ¿qué nos pasó? ¿qué sucedió en nuestra sociedad que se transformó negativamente a tal grado, que muchas veces no se cumple ni siquiera la cosa más elemental de lo que se dice? ¡No es posible que nos conformemos a hablar con tanta ligereza! ¿Cuántas veces se habla sin considerar siquiera si vamos a cumplir lo que decimos?  Quizá se te haga extraño el tema de esta sencilla reflexión, pero es para alentarte a meditar en lo que prometemos y en lo que decimos, siendo siempre loable recapacitar y cambiar.Â
    Nuestra fe judÃa nos conmina a la integridad y por consecuencia a dar valor a nuestras palabras. Al respecto Yeshua nos enseñó la ética que debemos mantener: â¡Que en tu hablar tu sà sea sÃ, y tu no sea no!â (Mat 5:37). Â
    Y considero también muy adecuadas las sabias palabras del filósofo José Ingenieros: âLa vida vale por el uso que de ella hacemos, por las obras que realizamos. Vivir es aprender, para ignorar menos, es amar, para vincularnos a una parte mayor de la humanidad; es un esfuerzo por mejorarse, un incesante afán de elevación hacia ideales definidos⦠es virtuoso el que anhela ser mejor⦠No hay virtud cuando los actos desmienten las palabras ( âEl Hombre Mediocreâ). Â
   Querido lector, te invito a que tu palabra sea confiable, no hay necesidad de hablar de más, ni de comprometernos a cosas que no estamos seguros de cumplir, desde la promesa más sencilla: como llevar a tu hijo al parque o leerle un cuento, o terminar cabalmente el negocio que pactaste. Te aseguro que tu ejemplo impactará a las personas de tu alrededor, y ayudará a que las nuevas generaciones tengan en alta estima lo que se habla, porque sinceramente ¡Cómo necesitamos en esta sociedad dar credibilidad a lo que hablamos y prometemos, puesto que vemos con tristeza un ambiente cada vez más deteriorado precisamente por hablar sin verdad y obrar sin rectitud! âMejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplasâ  (Eclesiastés 5:2). Â
¡Medita tu pensar!Â
Medita tu pensar
Valorando si al hablar
Lo que prometes cumplirásÂ
No sea que aquel
Que espere tu actuar
Lastimado y confundido quedaráÂ
Pensando:
¡Que no habÃa necesidad de prometer
Si no lo pensabas realizar!Â
¡SHALOM!
¡Nos vemos en Mashiach 2010!Â
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Myriam Levy es Secretaria General de la AJMM
e-mail: mlevys@hotmail.com
La revista CHALUTZIM es el órgano informativo de la «Alianza de Judíos Mesiánicos de México». Se publica trimestralmente desde el año 1992 y se envía de manera gratuita.
Director: Mtro. Manuel Hernández Gómez
Sub-directora: Myriam Levy-Chernoff