M.T. Rabino Manuel Hernández G.
    El judÃo promedio âal igual que el cristiano promedio- desconoce a fondo su propia fe, ignora las Sagradas Escrituras. Sus creencias por lo general son producto de la tradición, de la herencia familiar, de lo aprendido y escuchado a lo largo de toda su vida en la sinagoga o en la iglesia (según sea el caso), pero en la mayor de las veces alejadas de la ortodoxia bÃblica.
    Al desconocer de manera completa el mensaje del Tanaj (A.T.) o del Brit Chadashá (N.T.), el creyente nominal por consecuencia desconoce las doctrinas fundamentales lo cual le lleva por lo general a forjarse con el paso de los años, ideas personales de su fe que considera âcorrectasâ (con las desviaciones y deformaciones que se puedan derivar de estos vacÃos educativos). Por esta situación en particular es que el profeta confronta al pueblo de parte de D-os «Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento» (Oseas 4:6a).
   El problema tiene un origen y por esta causa es que D-os reprende al liderazgo religioso. Sacerdotes, levitas y escribas habÃan descuidado la enseñanza de las Escrituras al pueblo lo cual les ocasiona una de las reprimendas divinas más duras que encontramos en la Biblia: «Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos» (Oseas 4:6b). ¿Cómo obedecer lo que se desconoce?.
    En nuestra época, debido sustancialmente a estos vacÃos educativos de judÃos y cristianos; existe la falsa creencia de que el pueblo entró gozoso y triunfante a la Tierra Prometida luego del largo y penoso cautiverio de más de cuatro siglos en Egipto. La Biblia sin embargo nos relata otra historia. La Escritura nos dice que al principio cuestionan el liderazgo de Moisés( Exodo2:14), luego le acusan al borde del mar Rojo de sacarles de Egipto de que por su culpa ahora iban a morir (Exodo 14:11-12). Como también leemos en el Bamidbar o Libro de Números que se rebelan contra Moisés una y otra vez, durante la prolongada travesÃa de 40 años en la penÃnsula del SinaÃ.
   En el Tanaj encontramos que la falta de confianza en D-os era evidente, ya que para entrar en Eretz Israel el pueblo tenÃa que vencer sus muchos miedos, su actitud negativa y su falta de fe (con sus labios decÃan una cosa pero en la realidad la situación era otra). En ese momento D-os mandaba al pueblo a entrar por fin a la esperada Tierra Prometida y para ello tenÃan que pasar por el territorio de pueblos parientes a los cuales temÃan en gran manera (Edom y Moab âlos descendientes de Esaú y Lot, respectivamente-).
   Moisés, ya muy anciano, antes de morir y delegar el liderazgo en Josué (Yoshua) aconseja, ordena y advierte al pueblo:
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-âY Yahwéh me habló diciendo: Bastante habéis rodeado este monte; volveos al norte. Y manda al pueblo, diciendo: Pasando vosotros por el territorio de vuestros hermanos los hijos de Esaú, que habitan en Seir, ellos tendrán miedo de vosotros; mas vosotros guardaos mucho.
  No os metáis con ellos, porque no os daré su tierra ni aun la que cubre la planta de un pie; porque yo he dado por heredad a Esaú el monte de Seir. Compraréis de ellos por dinero los alimentos y comeréis; y también compraréis de ellos el agua, y beberéis; pues Yahwéh tu Dios te ha bendecido en toda obra de tus manos; el sabe que andas por este gran desierto; estos cuarenta años Yahwéh tu Dios ha estado contigo, y nada te ha faltadoâ¦â   (Devarim âDeuteronomio 2:2-7).
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     Dada la orden y hechas las advertencias necesarias, D-os ordena al pueblo lo siguiente:Â
-âLevantaos, salid, y pasad el arroyo de Arnón; he aquà he entregado en tu mano a Sehón rey de Hesbón, amorreo, y a su tierra; comienza a tomar posesión de ella, y entra en guerra con él.
  Hoy comenzaré a poner tu temor y tu espanto sobre los pueblos debajo de todo el cielo, los cuales oirán tu fama, y temblarán y se angustiarán delante de tiâ (Ibid, 2:24-25).
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    La orden divina contenÃa varias acciones a realizar por el pueblo. Primero tenÃan que dejar la inmovilidad y levantarse. Hay quienes ingenuamente esperan que Dios haga absolutamente todo y el creyente nomás llegar a âdisfrutarâ de las bendiciones. Siempre será más fácil mover un auto con el motor encendido que apagado ¿no cree usted?. HabÃan pasado demasiado tiempo rodeando el monte por temor a sus parientes, situación que se repite en nuestra época en el terreno espiritual (al conservar milenarios temores ante el mundo cristiano).
    En la actualidad D-os no solamente ha restaurado la Tierra Prometida al pueblo judÃo como estaba anunciado por el profeta IsaÃas (66:8), también le está restaurando espiritualmente por medio del MesÃas Yeshua. Asà está escrito y asà sucederá, no hay duda. Hay sin embargo temor en algunos judÃos a cruzar por el territorio cristiano para llegar a su destino. Esto es: en las tierras cristianas se encuentran muchos judÃos que hay que recoger para llevarlos a la Tierra Prometida a reunirse con sus hermanos para que juntos adoren y sigan al MesÃas anunciado por los patriarcas y los profetas. Y el término âTierra Prometidaâ puede significar tanto Eretz Israel, como el reino espiritual de D-os manifestado entre su pueblo (muchos judÃos temen que los cristianos se âenojenâ o les juzguen por reunirse con sus hermanos judÃos en una sinagoga mesiánica).
   En otro aspecto, al decir judÃos; no me refiero en absoluto a esos cristianos que sin ser judÃos pretenden hacerse pasar por âjudÃosâ, capaces incluso de disfrazarse, enseñar falsas doctrinas y rechazar la gracia salvadora del MesÃas Yeshua. La mentira siempre será mentira ¡punto!. Respecto a este grupo, por desgracia cada vez mayor y más desviado de la fe, pido a D-os que les vuelva a la cordura y ortodoxia doctrinal y dejen de estorbar al verdadero pueblo judÃo en su reencuentro con su D-os y con su Rey.
    El pueblo judÃo no debe dudar en cruzar por tierras cristianas. Son sus hermanos y debe exigirles que lo traten en igualdad fraternal. No debe temer al antisemitismo, inquisiciones y demás monstruosidades utilizados en el pasado por un clero corrompido y desviado totalmente de la fe. D-os no lo permitirÃa. El texto que leÃmos ya es muy claro âHoy comenzaré a poner tu temor y tu espanto sobre los pueblos debajo de todo el cielo, los cuales oirán tu fama, y temblarán y se angustiarán delante de tiâ. Aunque, claro, D-os espera que le creamos; que confiemos en su bendita Palabra.
    La mayor parte de la cristiandad, pero sobre todo la dirigencia, sabe lo que está sucediendo a partir de 1948. Los lÃderes religiosos saben que Israel y el pueblo judÃo están en el presente justo en el centro de la profecÃa divina, de manera que no se atreverÃan a oponerse si se hacen las cosas con el amor y respeto debidos. Saben también que de acuerdo a las Escrituras, judÃos y cristianos somos un solo pueblo delante de Dios; quien diga lo contrario o es un ignorante o ha negado la fe al dejarse dominar por el odio. Y âel que no ama, no ha conocido a Dios, porque Dios es amorâ -advierte un pasaje bÃblico, y en otro texto se señala enfáticamente: âSi no amas a tu hermano al que ves ¿amarás a Dios al que no ves?â (1ª Juan 4:20 trad. libre).
    La segunda parte de la orden era âsalidâ, habÃa que abandonar la seguridad de lo conocido durante tanto tiempo para andar un nuevo camino. El camino de la fe siempre ha sido de dar pasos hacia lo desconocido y nunca ha sido fácil. Abraham tuvo que dejar tierras, parentela, comodidades, vida social y todo lo que esto implica, parar obedecer la orden divina en que se le prometÃa ser padre de un nuevo pueblo en una tierra desconocida. Seguir al MesÃas Yeshua no implica dejar la fe judÃa, implica dar pasos de fe guiado por la certeza de las Escrituras (no por la tradición) situación que obviamente nos lleva por nuevos caminos, pero como advierte el profeta IsaÃas «El que anduviere por ese camino, por torpe que sea no se extraviará» (35:8).
   Pasar el arroyo de Arnón era la tercera condición para iniciar el camino seguro a la Tierra Prometida: âLevantaos, salid, y pasad el arroyo de Arnón; he aquà he entregado en tu mano aSehón rey de Hesbón, amorreo, y a su tierra; comienza a tomar posesión de ella, y entra en guerra con él. Hoy comenzaré a poner tu temor y tu espanto sobre los pueblos debajo de todo el cielo, los cuales oirán tu fama, y temblarán y se angustiarán delante de tiâ.
     ¿Estaba el pueblo dispuesto a pasar el arroyo de Arnón y entrar en guerra?. Para hacerlo se requerÃa de ejercitar la fe, de confiar en D-os y hacer frente a sus enemigos. En el terreno espiritual la situación es semejante. Hay que dejar la comodidad, hay que entrar por fe en el reino de los cielos prometido por el MesÃas Yeshua, como también hay que declarar la guerra a nuestros enemigos ¿cuáles? He aquà un breve listado: la incredulidad, la avaricia, la mentira, el adulterio, la fornicación, los vicios, la pereza, el desamor para el prójimo.
     El arroyo de Arnón era un mero paso de fe, algo simbólico. Lo difÃcil habÃa sido el paso por el mar Rojo y de eso el Señor se habÃa encargado de manera milagrosa. En cuanto a sus enemigos D-os le dijo al pueblo «hoy comenzaré a poner tu temor y tu espanto sobre los pueblos debajo de todo el cielo, los cuales oirán tu fama, y temblarán y se angustiarán delante de ti». Es decir, el problema estaba resuelto al pueblo le correspondÃa obedecer.
    El enemigo de nuestras almas es experto (y repetitivo) en sus estrategias para desalentarnos, para empujarnos a la desobediencia. Sin embargo D-os está dispuesto siempre a darnos las fuerzas para vencer nuestros enemigos de fuera y de dentro como dice rab Shaul «No os ha venido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar» (1ª Cor 10:13).
     Cuando el pueblo entró a Eretz Israel ciertamente tenÃa temores e incredulidad, pero Josué y Caleb les infundieron ánimo y confianza en las Palabras Divinas y lograron vencer. Igual es ahora. Algunos judÃos creyentes en Yeshua temen que los cristianos se encelen o molesten con ellos por volver a su Tierra o por reunirse en sinagogas (y no en templos cristianos). Otros temen que sus hermanos en el judaÃsmo tradicional les rechacen o agredan. Pero lo que sà casi todos temen es entrar obedientemente en el «reino de Dios» anunciado por el MesÃas: temen dejar sus pasiones, sus conductas pecaminosas que les atan al Egipto espiritual en el que Satanás les tenÃa esclavos, temen vivir en santidad; ignorando que asà como aquellos pueblos temÃan al pueblo hebreo durante su entrada a la Tierra Prometida, igualmente los demonios temen a los creyentes que aman a D-os y buscan vivir conforme a su Palabra.
    No hay vestiduras más temerosas entre los hijos de las tinieblas que las de los santos (me refiero a los santos conforme a la Biblia, no a la tradición católica romana). Son vestiduras de salvación blanqueadas por la sangre redentora de Yeshua derramada en la cruz del Calvario. Son vestiduras que hombres y mujeres que le han creÃdo a D-os y a su MesÃas, por tanto sus nombres están firmes en el libro de la Vida. ¿Hay algún lector que teme entrar a la Tierra Prometida, es decir, al Reino de D-os? ¡Cree en Yeshua, cruza las aguas del arroyo y arrepentido de los pecados de toda tu vida bautÃzate como pedÃa el profeta Yohanán en el rÃo Jordán!. Ten por seguro que asà como el Ruach ha Kodesh (E.S.) descendió en el Jordán, descenderá a tu vida y te dará las fuerzas para vencer tus propios enemigos internos, como también te dará victoria en los retos que la vida te vaya presentando. Recuerda, con D-os siempre somos victoriosos (aunque a los ojos de los incrédulos quizá podamos pasar en ocasiones como perdedores âD-os mira las cosas con una óptica mejor y perfecta-). SHALOM.
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El rabino Manuel Hernández Gómez es consejero espiritual de la AJMM. Es Abogado (Universidad de Guadalajara), tiene además Licenciatura y MaestrÃa en TeologÃa por la Universidad FLET de Miami. www.mhernandez.com.mx
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e-mail:Â mahergo50@hotmail.com
La revista CHALUTZIM es el órgano informativo de la «Alianza de Judíos Mesiánicos de México». Se publica trimestralmente desde el año 1992 y se envía de manera gratuita.
Director: Mtro. Manuel Hernández Gómez
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