Alianza de Judíos Mesiánicos de México

Desde 1992

Organo Oficial No. 81, OTOÑO-INVIERNO, 2016-5777

MEDITANDO EN LA SINAGOGA
¿ HACIA UN NUEVO ORDEN MUNDIAL ?

Rabino Manuel Hernández


No me gusta mezclar en esta columna asuntos de carácter político. Sin embargo en ocasiones resulta necesario, así lo hicieron la mayoría de los profetas, pues quiérase o no, los creyentes somos parte de una sociedad y lo que ocurre en ella nos atañe y afecta.

     Entre otras cosas, por esto es que Yeshua oró al Padre y dijo: "No te ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal" (Yohanán 17:15). En otras palabras: no somos ajenos al mundo, a lo que debemos ser ajenos es al pecado.

     Y cuando me refiero al pecado no hablo de santurronería o mojigatería. Estoy enfatizando que D-os es santo y él desea que su pueblo también lo sea, que vivamos en integridad y mostremos en la sociedad que existe un modo de vida distinto sustentado y nutrido con los valores divinos emanados de la Biblia.

     En la Torá el Señor le dice al pueblo judío de todas las épocas: "Habéis, pues, de serme santos, porque yo Yahwéh soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos" (Vayicrá-Levítico 20:26). Llamado que obviamente implica a la cristiandad al ser ratificado en el Brit Chadashá: "Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo" (1ª Pedro 1:15-16). No hay de otra, como dijo Shakespeare «ser o no ser».

      Como todos estamos enterados, el 8 de noviembre pasado (2016) Donald Trump ganó la elección presidencial en Estados Unidos. Algo que muchos creíamos impensable, considerando que su testimonio personal es terrible: ¡violento, vulgar, majadero, irrespetuoso, casinero, farandulero, mujeriego, casado en tres ocasiones, acusado de fraudes en México y en su país, como también de evasión fiscal, etcétera, etcétera! La lista es mayor, pero con lo descrito nos basta para saber que el sujeto no es la persona idónea para dirigir las riendas políticas del país más poderoso del planeta.

     Muchos cristianos (católicos y protestantes), así como un sector minoritario de judíos votaron por Trump, creyendo ingenuamente que una vez en el poder será moderado y prudente. Las Sagradas Escrituras lo advierten: "¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas?  Así también, ¿podréis vosotros hacer el bien, estando habituados a hacer el mal?" (Yirmeyahu-Jeremías 13:23). ¿En qué cabeza sana se considera que el hombre cambiará su manera de ser nomás por ganar la elección?

     Si el Ruach ha Kodesh (E.S.) no transforma el espíritu y carácter de una persona que se rinda a D-os, resulta imposible que por sí misma cambie. La cura geográfica o circunstancial jamás ha funcionado; es tan solo un placebo momentáneo, una falsa ilusión, en este caso colectiva. Creer que el presidente electo del Imperio cambiará y será buen gobernante sólo porque les habló bonito a los electores y les dijo las cosas que ellos querían escuchar, resulta por demás ingenuo. Igual lo hizo Hitler con los alemanes y conocemos los funestos resultados. Así hablan los demagogos, es su lenguaje.

     Así que la llegada de Trump al poder nos hace pensar que un nuevo orden mundial se avecina y no precisamente mejor que el actual, que se desea, pero no parece posible. Trump carece de un testimonio de creyente y la integridad le es ajena. Lo suyo es la agresión, el egoísmo recalcitrante, salirse con la suya siempre.

     Sus propuestas políticas nos recuerdan a las realizadas por el rebelde Jeroboam, cuya campaña contra el rey Roboam, hijo de Salomón, concluye con la división de Israel en el reino del Norte y el reino del Sur (año 930 a.C./e.C., aprox.), sin que en lo sucesivo la monarquía se reunificara de manera total. Prerrogativa que le pertenece exclusivamente al Mesías, por lo que en su momento profético YESHUA retornará con poder y gloria para reinar en Jerusalén, como rey de Israel, y como Señor de todas las naciones de la Tierra (eso es lo que enseña la Biblia y obviamente lo creo).

     Está claro que un análisis de la situación mundial puede realizarse desde materias y campos totalmente distintos: desde el político hasta el espiritual, desde el antropológico hasta el teocéntrico, desde el económico hasta el climático, desde el étnico hasta la aldea global y demás. Sin embargo nos interesan dos en particular: el político y el bíblico, pues el primero nos puede conducir al cumplimiento del segundo.

     A partir de la caída del Muro de Berlín y del Bloque Soviético, el poder mundial recayó sobre el gobierno de Estados Unidos. Con mayor o menor responsabilidad las presidencias del Imperio han jugado desde entonces un factor de equilibrio; equilibrio roto con el ataque terrorista musulmán del año 2001 (derrumbando las Torres Gemelas de New York, atacando el Pentágono y derribando un avión en Pennsylvania) que fue seguido con otros semejantes en el Metro de Madrid (2004), de Londres (2005) y Moscú (2010), por recordar algunos de los más significativos. Ataques en los que los radicales fieles de Mahoma declaran la guerra al Occidente judeo-cristiano.

     Para desgracia de todos, el liderazgo político de Estados Unidos no supo discernir ni entender lo que pasaba en el mundo y se limitó a mostrar músculo y fuerza en algunas regiones, pero sin efectividad (y aumentar el nocivo negocio de las armas); situación que afectó anímicamente a gran parte de su propio pueblo que creyendo que todo lo pueden, se entregaron sin reservas al primer mitómano que les ofreció poder y grandeza a través de él. No se molestaron siquiera en revisar su testimonio.

     El problema, y muy grave por cierto, es que Trump ha enderezado sus baterías contra México, China, la Unión Europea y algunos otros países, y ha anticipado alianzas con Rusia y Turquía. Es decir, adelanta un nuevo orden mundial en el que Estados Unidos rompe con sus actuales aliados y anuncia su amistad con otros no necesariamente confiables.   

    Desde que inició su campaña, Trump ha mostrado todos los días una animadversión contra México no vista en mucho tiempo. Ha dicho que levantará un muro entre los dos paísesy que México lo pagará (la sensatez nos dice que quien construye paga, además, ¿cómo construirá ese muro  en los más de dos mil kilómetros del río Bravo?); que echará de su país a 3 millones de mexicanos indocumentados porque son "delincuentes" (en verdad que no sabe lo que dice, pues se trata de una inmensa mayoría de gente pacífica y trabajadora); como también ha declarado la guerra a todas las empresas de su país que tienen plantas en México (Ford, General Motors, Chrysler, etcétera), y contra el TLCAN (NAFTA en inglés), entre otras cosas.

     Trump no es un hombre letrado, mucho menos político. Es un hombre de negocios envuelto siempre en escándalos de corrupción y evasión, de ahí que su visión de las cosas sea ajena a la geopolítica mundial y la historia. Desconoce los equilibrios que se requieren, de las ideologías imperantes en las zonas y sus delicados mecanismos, de los protocolos necesarios y de las decisiones a tomar sobre la marcha, siempre con el entendido de la gran responsabilidad que le ha sido conferida por su alta investidura. Asuntos que le son del todo desconocidos.

     A los europeos ya las dijo que ahora tendrán que pagar por mantener la OTAN. En abril (2016) declaró a la cadena CNN: "Estamos pagando demasiado, y los 28 países nos están estafando", y a la revista The JournalTimes dijo: "EE.UU. paga un precio excesivo por la OTAN, y otros miembros de la Alianza solo "estafan" a Washington".

 

Donald Trump: "EE.UU. paga demasiado por la OTAN, que nos está estafando"  Publicado: 13 abr 2016

El empresario ha llamado la Alianza un "vestigio del pasado" que no ha experimentado ningún tipo de cambio desde el momento de su creación.

 

 

     Sin ser presidente se dedicó a atacar a casi todos los países aliados de Estados Unidos, ¿qué se puede esperar de un hombre tan iracundo e inestable si llega a asumir el poder? En asuntos de política no se miden las cosas por simpatía, los hechos, el derecho, la justicia y la razón deben de hablar. Cuando el malvado rey Joram (Yehoram), hijo de Acab, visita con el rey Josafat al profeta Eliseo (Elisha), el siervo de D-os le dice sin rodeos al rey del Norte: "Vive Yahwéh de los ejércitos, en cuya presencia estoy, que si no tuviese respeto al rostro de Josafat rey de Judá, no te mirara a ti ni te viera" (Melajim Bet-2 Reyes 3:14). El repudio y condena contra el rey del Norte es directo y sin miramientos.

     Es decir, las cosas en los asuntos de política no son como la mayoría los considera. Muchos judíos y cristianos esperarían que el profeta Eliseo fuera todo amable y obsequioso con el rey Joram, sin embargo el profeta con el encargo conferido por D-os le dijo las cosas que sus súbditos y cortesanos jamás le dirían.

     La mayoría de los que eligieron a Trump lo hicieron por asuntos como el aborto; cosa que el entonces candidato lo tenía fríamente calculado. Crimen que todos los creyentes condenamos, pero para una nación tan poderosa, no debe ser tema único. Probablemente y en el fondo de las cosas la desmejora económica de muchos es lo que le dio el triunfo a Trump, que dicho sea de paso, les prometió riquezas como antaño. Situación que jamás volverá, al menos no como antes.

     El antimesias o anticristo dará ciertamente riquezas a muchos, pero antes tendrán que entregarle su corazón y renegar de D-os; apostasía que les permitirá ingresar al selecto club mediante el sello en su mano o en su frente (probablemente algún chip bajo la piel que puede ser leído por un aparato en tiendas, supermercados, etcétera), tal y como lo profetizó Yohanán en la isla de Patmos (Apocalipsis 13:16-17).

     El mundo, materializado y hedonista, espera un nuevo orden, una especie de Paraíso en la Tierra (como se lo habían fabricado los norteamericanos por varias décadas), utopía que jamás llegará. Judíos y cristianos que conocemos a D-os y somos conocidos por D-os, sabemos que en esta vida somos extranjeros y peregrinos, nuestra verdadera y plena felicidad ya se iniciado en el corazón desde que entregamos nuestra vida a YESHUA, el MESIAS DE ISRAEL, pero será plena y eterna como su pueblo le ha esperado, una vez que retorne con poder y gloria como está escrito. En tal evento el falso mesías y sus seguidores de muchos pueblos y naciones serán derrotados •así lo vaticinan las Escrituras Sagradas• y un nuevo y perfecto orden mundial será establecido para siempre.

     Desconozco qué papel juega Trump en este gran rompecabezas, la Biblia habla de muchos anticristos (1 Juan 2:18-20), es decir, alfiles del gran impostor. De cualquier manera los creyentes estamos obligados a discernir nuestros tiempos, sin olvidar jamás la advertencia de YESHUA acerca de él y del futuro antimesías: "Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ése recibiréis" (Yohanán-Juan 5:43). El que tenga oídos para oír que oiga, advirtió Yeshua.

 

NOTA: si algún lector tuviera alguna inquietud espiritual o pregunta acerca de este u otros artículos, por favor escríbame.


 

El rabino Manuel Hernández Gómez: es Abogado, con Licenciatura y Maestría en Teología (Universidad FLET, Miami). Es titular de la Sinagoga Yeshua Ben David de Guadalajara, México.

Email: mahergo50@hotmail.com       mahergo1950@gmail.com



La revista CHALUTZIM es el órgano informativo de la «Alianza de Judíos Mesiánicos de México». Se publica trimestralmente desde el año 1992 y se envía de manera gratuita.
 
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